Permanecer sentado durante largas horas frente al ordenador se ha convertido en una de las principales amenazas para la salud laboral en todo el mundo. Los expertos advierten que el sedentarismo prolongado aumenta el riesgo de problemas musculoesqueléticos, obesidad, enfermedades cardiovasculares y fatiga mental. Para combatir estos efectos, cada vez más empresas y organizaciones promueven las pausas activas, pequeños intervalos de movimiento a lo largo de la jornada laboral.
Qué son las pausas activas y cómo se practican
Las pausas activas consisten en realizar ejercicios sencillos de estiramiento, movilidad articular, caminatas breves o ejercicios de respiración durante la jornada. Pueden durar entre 5 y 10 minutos y son efectivas para: reducir la tensión muscular en espalda, cuello y hombros; mejorar la circulación sanguínea y la oxigenación cerebral; reducir la fatiga visual y mental derivada de pasar demasiado tiempo frente a pantallas, y mejorar la concentración y la productividad, según diversos estudios sobre ergonomía laboral.
Profesionales de la salud recomiendan programar pausas activas cada una o dos horas de trabajo sedentario, alternando ejercicios de pie, caminatas cortas y movimientos de estiramiento específicos para las áreas más tensas del cuerpo.
Beneficios para la salud y el bienestar
Además de los efectos físicos, las pausas activas aportan beneficios psicológicos y sociales:
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Reducción del estrés y la ansiedad: La actividad física libera endorfinas, lo que mejora el estado de ánimo y la motivación.
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Prevención de lesiones: Movilizar las articulaciones y los músculos ayuda a prevenir dolores crónicos y lesiones relacionadas con la postura.
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Mayor interacción social: Realizar ejercicios en grupo fortalece la relación entre compañeros y fomenta un ambiente laboral más colaborativo.
Expertos en ergonomía destacan que integrar estos intervalos de movimiento no solo mejora la salud de los empleados, sino que también puede traducirse en mayor productividad y menor absentismo laboral.
Algunas estrategias simples incluyen: levantarse y caminar mientras se atienden llamadas telefónicas; hacer estiramientos de brazos, espalda y cuello frente al escritorio; programar alarmas que recuerden levantarse cada hora y aprovechar los descansos para caminar, hidratarse o realizar ejercicios suaves de movilidad.
Ejemplos locales de buenas prácticas
Algunos ayuntamientos y empresas han empezado a aplicar estas recomendaciones con resultados positivos. Por ejemplo, en el Concello de Burela, los trabajadores participan en pausas activas diarias, breves ejercicios de estiramiento y movilidad en grupo que mejoran la salud y fomentan la interacción social entre compañeros y vecinos.