Horario de invierno: una hora más de sueño, pero ¿a qué precio para tu salud?

alarma cambio de hora
Este domingo 26 de octubre España volverá al horario de invierno, retrasando los relojes una hora. Aunque implica dormir más, los expertos alertan de posibles alteraciones en el sueño, el estado de ánimo y la concentración, mientras continúa el debate sobre si este será uno de los últimos cambios horarios en Europa

Este domingo 26 de octubre de 2025, España dará la bienvenida al horario de invierno, con el consabido ajuste de relojes que implica retrasar una hora la madrugada del sábado al domingo: a las 03:00 serán las 02:00. Este cambio, que marca el segundo y último del año tras el inicio del horario de verano en marzo, es una tradición que se remonta a más de un siglo y que todavía genera debate entre defensores y detractores.

Orígenes de la costumbre

La idea de ajustar los relojes para aprovechar mejor la luz solar se atribuye a Benjamin Franklin, quien en 1784, siendo embajador en Francia, propuso de manera satírica madrugar para ahorrar en iluminación. Sin embargo, su aplicación práctica comenzó durante la Primera Guerra Mundial, cuando la escasez de carbón impulsó a varios países a cambiar los horarios para destinar el combustible al esfuerzo bélico. En España, el horario de verano se instauró oficialmente en 1918 y, tras varias interrupciones, se consolidó de manera regular en 1974 durante la crisis energética.

Un cambio con impacto en la salud

Aunque el objetivo del horario de invierno es aprovechar la luz natural y reducir el consumo energético, los efectos sobre la salud y el bienestar son claros y están ampliamente documentados. Tras el cambio de hora, algunas personas pueden experimentar:

  • Alteraciones del sueño: trastornos del insomnio, despertares frecuentes y sensación de fatiga.

  • Problemas cognitivos: menor concentración, dificultad de aprendizaje y memoria afectada.

  • Riesgos físicos: incremento de accidentes de tráfico y laborales durante los días posteriores al cambio.

  • Desequilibrio hormonal: alteraciones en los niveles de melatonina, cortisol y serotonina, lo que puede afectar el ánimo y la regulación biológica.

Los expertos advierten que los efectos pueden prolongarse hasta dos semanas mientras el cuerpo se ajusta al nuevo horario. Sin embargo, algunos estudios señalan que el horario de invierno es más favorable para nuestro ritmo circadiano, ya que permite amanecer más temprano, alineándose mejor con la luz solar natural y mejorando la sensación de alerta durante la mañana.

Contexto de actualidad: ¿será el último cambio?

El debate sobre la continuidad del cambio de hora se ha intensificado en los últimos años. En 2019, la Comisión Europea propuso eliminarlo, y en 2021 el Parlamento Europeo fijó la normativa para que cada país decidiera su horario permanente. Sin embargo, la implementación se ha retrasado por la pandemia y la crisis internacional, dejando en suspenso la decisión final.

En España, el Gobierno de Pedro Sánchez mantiene el calendario oficial hasta 2026, lo que significa que este octubre todavía habrá cambio de hora. Así, los ciudadanos podrán disfrutar de una hora más de sueño la madrugada del 26 de octubre, aunque la luz del día se acortará progresivamente hasta el invierno.

Consejos para adaptarse al cambio

Para minimizar el impacto en la salud y el bienestar, los especialistas recomiendan:

  1. Ajustar progresivamente los horarios de sueño unos días antes del cambio.

  2. Exponerse a la luz natural durante la mañana para sincronizar el reloj biológico.

  3. Mantener hábitos regulares de alimentación y ejercicio.

  4. Evitar la cafeína o pantallas brillantes antes de dormir.

El cambio de hora es más que un trámite de relojes: es un reto para nuestro ritmo biológico que exige atención a nuestra salud, mientras el país debate si esta costumbre histórica debe continuar o pasar a la historia.

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