Lugo, la riqueza del penúltimo peldaño del Camiño de Santiago

El Camiño de Santiago, a su paso por Portomarín
photo_camera El Camiño de Santiago, a su paso por Portomarín

La provincia ofrece matices como el patrimonio romano de Lugo, la montaña o el sesgo medieval de Portomarín. Son más accesibles gracias al apoyo de Turismo de Galicia

La provincia de Lugo ocupa un lugar primordial en la red de rutas jacobeas. Sirve de puerta de entrada a Galicia para miles de peregrinos que, cada año, recorren diferentes itinerarios hacia Compostela. El territorio lucense concentra algunos de los tramos más significativos de la peregrinación, tanto por su valor histórico como por la riqueza natural y monumental que los acompaña. Y la propuesta para conocer el patrimonio de las rutas es más accesible gracias al apoyo de Turismo de Galicia.

El Camiño Francés, el más conocido y transitado de todos, penetra en Galicia precisamente por Lugo, a través de O Cebreiro. Este enclave de montaña, con sus pallozas tradicionales y su simbología xacobea, constituye una de las imágenes icónicas de la ruta. Desde allí, el camino atraviesa Triacastela, Sarria —convertida en punto de inicio de referencia para miles de caminantes que buscan completar los últimos cien kilómetros oficiales—, Portomarín y Palas de Rei, antes de adentrarse en la provincia de A Coruña. Cada uno de estos lugares conjuga historia, patrimonio religioso y hospitalidad, y, entre todos, configuran una de las arterias culturales más reconocibles de Europa.

Junto al Francés, el Camiño Primitivo reivindica cada vez con más fuerza su papel como ruta fundacional. Se considera la senda más antigua, aquella que el rey Alfonso II siguió en el siglo IX desde Oviedo hasta Santiago, y que conserva aún un carácter más sobrio, menos masificado y cargado de espiritualidad. Entra en Lugo por A Fonsagrada, atraviesa Baleira y alcanza la capital provincial, Lugo, que presume de ser la única ciudad del itinerario con una muralla romana Patrimonio da Humanidade. Desde allí, el Primitivo sigue hacia Guntín, Friol y Palas de Rei, donde se une al Francés. La belleza agreste de la montaña, la autenticidad de las aldeas y la experiencia íntima convierten esta ruta en una de las favoritas para quienes buscan una peregrinación más introspectiva.

Otro itinerario de creciente relevancia es el Camiño do Sueste ou Vía da Prata, que conecta el sur peninsular con Santiago. Tras cruzar Ourense, entra en Lugo por Monterroso y Palas de Rei, enlazando también con el Francés. Este camino guarda la huella de los viejos trazados romanos y presenta un perfil más tranquilo, donde el paso pausado por el interior gallego permite descubrir iglesias románicas, puentes medievales y un paisaje agrícola que conserva el ritmo de siglos pasados.

La provincia de Lugo se convierte, así, en un cruce de sendas xacobeas que han definido su historia y que hoy constituyen un motor de dinamización social y turística. La red de albergues públicos y privados, la señalización de los itinerarios y la recuperación del patrimonio vinculado al Camiño han permitido consolidar esta herencia como un recurso cultural de primer orden. Los peregrinos encuentran en la hospitalidad lucense no solo un lugar de descanso, sino también la memoria viva de un viaje que se repite generación tras generación.

Los distintos caminos lucenses ofrecen al viajero experiencias muy variadas: la monumentalidad de Lugo, el silencio de las montañas de A Fonsagrada, la vitalidad de Sarria o la impronta medieval de Portomarín. Todos confluyen en una misma idea: el Camiño como espacio de encuentro, espiritualidad y cultura, que en tierras de Lugo se expresa con una intensidad singular.

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