Esta es la sorprendente razón por la que se construyeron fuentes dentro de la muralla de Lugo

¿Una fuente que se construyó por seguridad femenina? ¿Y que da vino una vez al año? Sí, eso existe, y está en Lugo

En el corazón del casco histórico de Lugo, donde las piedras centenarias aún susurran historias del pasado, hay una plaza que parece reunir todas las capas del tiempo en un solo lugar: la Praza do Campo. Hoy es uno de los rincones más animados de la ciudad, epicentro del tapeo lucense, pero en otros tiempos tuvo un papel muy distinto. Y justo en el centro de ese pequeño triángulo de calles, destaca una fuente cuya historia esconde un curioso e inesperado propósito.

Antiguo mercado de verduras y frutas, la Praza do Campo era el lugar donde los vecinos del Lugo del siglo XVII y XVIII realizaban sus compras. Pequeña, como la ciudad en aquella época, reunía a campesinos y comerciantes que abastecían a una población todavía muy reducida.

Hoy, ese mismo espacio es conocido como el “Triángulo de las Bermudas” de la hostelería lucense, ya que el 80% de los bares y locales gastronómicos del centro histórico se concentra en las tres calles que nacen de esta plaza. Quien entra, difícilmente escapa sin probar una tapa.

Una fuente para proteger la “decencia”

En medio de este ambiente bullicioso se alza la Fuente de San Juan, también conocida como Fuente de San Vicente, construida en el siglo XVIII por orden del obispo Izquierdo, una figura ilustrada que impulsó la reforma del acueducto romano y la instalación de nuevas fuentes por toda la ciudad. Pero su motivación iba más allá de lo funcional.

En aquel tiempo, eran sobre todo mujeres jóvenes —criadas y empleadas domésticas— quienes se encargaban de ir a buscar agua. Para hacerlo, debían salir fuera de las murallas de la ciudad, exponiéndose a situaciones peligrosas. Por eso, la iglesia promovió la instalación de fuentes dentro del recinto urbano, con el objetivo de garantizar su seguridad y "preservar la decencia" de la ciudad. Aún hoy se conservan en las fuentes las barras de piedra donde se apoyaban los calderos y cubos para llenar agua.

El día que la fuente da vino

Y si esta fuente ya es singular por su origen, cada 29 de julio se convierte en un verdadero símbolo festivo. En esa fecha, durante la celebración de Santa Marta, patrona de los hosteleros, la fuente deja de manar agua para hacerlo —sí, has leído bien— con vino.

Durante esa jornada, la Praza do Campo se llena de vecinos, visitantes y curiosos que acuden a celebrar, brindar y disfrutar del ambiente que convierte a Lugo, una vez más, en una ciudad que sabe honrar sus tradiciones sin perder su vitalidad.