La segunda edición de las Olimpiadas Rurales de Galicia se despidió este domingo tras tres jornadas en las que el municipio lucense de Friol volvió a convertirse en punto de encuentro para el deporte tradicional, la música y la convivencia.
El evento reunió a 14 equipos y 280 participantes, acompañados por decenas de personas que animaron cada prueba desde el inicio. A lo largo del fin de semana se celebraron competiciones como el tiro de cuerda, la comba, el lanzamiento de adoquín o la silla de la reina, además de otras disciplinas clásicas que contribuyen a recuperar o mantener vivo el juego popular gallego.

Las actividades se repartieron entre la praza Andón Cebreiro, el campo de fútbol y el complejo fluvial, e incluyeron también sesiones vermú, desayunos comunitarios, comidas de hermandad y actuaciones musicales.

La clausura tuvo lugar este domingo por la tarde, con la entrega de premios y el concierto de La Indirigible, que puso el broche a una edición marcada por el buen ambiente, la participación y el arraigo a la tradición rural gallega.